miércoles, diciembre 14, 2011

La Hora del Cuento "Flup y el Hámster Gigante"

La Biblioteca Pública  de la Casa de la Cultura en Cancún, invita a los niños de 6 a 12 años de edad para asistir a la hora del cuento, el jueves 15 de diciembre a las 5 de la tarde, con el cuento "Flup y el Hámster Gigante" de la autoría de José María Álvarez e ilustraciones de Pau Rodríguez.

Un   día que Flup fue a comer a casa de sus abuelos, descubrió en lo alto de la cómoda un frasco enorme, lleno de caramelos de colores.

-¡Como era muy goloso, preguntó:

-Abuelo, ¿me das un caramelo de esos?

-No, Flup; ésos no… los debes comer.

-¿Por qué, abuelo?

-Llevan ahí más  de cien años.

-intervino la abuela-,  deben estar caducados. Y… ya no recuerdo para qué sirven.

-¿Diez  años…?  -preguntó Flup, creyendo que había oído mal.

 -¡No, cien! Será mejor que no los  pruebes… por si acaso.

Después de comer, Flup y sus abuelos se quedaron dormidos en el sofá, delante del televisor.

_Zzzz, Zzzz, Zzzz.

Un ronquido del abuelo despertó a Flup. Vio que los caramelos brillaban como piedras preciosas y que desprendían un aroma delicioso a fresa, chocolate, vainilla…

¡Hum ¡Qué ricos deben  estar!, pensó Flup.

Incapaz de contenerse, arrimó una silla a la cómoda y se subió en ella. ¡Pero no alcanzaba el frasco de caramelos!

Puso unos cuantos libros encima de la silla. Seguía sin alcanzarlos.

Se puso de puntillas, estiró los dedos y, por  fin,¡ tocó el frasco de los caramelos¡

-¡Oh, qué  bien ¡

¡Ya son míos!

En ese momento, la silla y los libros se tambalearon.

¡Catacroc! ¡cha! ¡plof!

Todo se derrumbó.

El tarro cayó sobre la cabeza de Flup y le hizo un chichón del tamaño de un limón.

-¡Ay!

Los caramelos se desparramaron por el suelo. Menos uno. Que se le metió a Flup en los pantalones.

Los abuelos se despertaron.

Al ver que su nieto se había llevado los caramelos sin permiso se enfadaron.

-¡Ay, ay, ay! ¡Me he hecho daño!

-Se quejó Flup para darles pena.

-¡Te está bien empleado, por desobediente –le dijeron.

Los abuelos amontonaron los caramelos del suelo y los guardaron de nuevo en el frasco.

-¡Te habíamos dicho que no los tocaras, Flup! –dijo la abuela enfadada mientras volvía a poner el frasco en lo alto de la cómoda-, ¡Con las cosas mágicas no se juega.

Flup intentó sacar, con disimulo, el caramelo que se le había metido en los pantalones, pero se le escurrió hasta los calzoncillos.

-¿Qué haces, Flup? ¡Qué te buscas en los calzoncillo?

-Nada, abuela.

-¡Te pica…?

-No. -Pues deja de rascarte… ahí.

¡Les gustaría saber que le sucedió a Blas?

Asistan este jueves y se los cuentan. Entrada Libre.

Secretaría de Cultura/Casa de la Cultura de Cancún/Boletín de Prensa diciembre 15 de 2011

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